Escrito en 2013
A veces, la vida nos presenta situaciones en las que
ni siquiera nosotros nos paramos a buscar alguna solución y nos dejamos llevar
por la desidia… es ahí cuando por arte de magia todo comienza a cambiar de
repente.
Hoy, después de que…, ya saben quiénes me leen lo que
habitualmente hago al comenzar mi día con respecto a la convivencia con los
ciudadanos, me he alegrado mucho al coincidir con una persona y a su mascota. Motivo
por el cual ha surgido en mí la necesidad de crear y compartir este escrito, es
evidente que cambiaré sus nombres, porque tienen el derecho de no darse a
conocer por estos medios y, porque la ley así mismo lo contempla.
Cierto día, en el interior de un contenedor de
basuras se encontraba sin dar crédito a su próximo y dramático final un
cachorrito de mastín del pirineo, sin pedigrí, se lamentaba de su desdicha como
únicamente podía, gimiendo, pues apenas, tenía unos días. Por aquel mismo lugar
e instante se encontraba paseando por allí un joven, de unos treinta y pico
años, que, al escuchar los lastimosos y debilitados gemidos, se acercó y
levantó la tapa de aquella tumba apestosa donde daba por perdida su vida el
indefenso animal. Y, sin pensárselo dos veces, la rescató de aquel nauseabundo
lugar y se la llevó consigo. En primer lugar, se dirigió a casa y le preparó de
manera rudimentaria una especie de biberón y, la cahorrita, aún temblando y sin
saber qué suerte correría en manos de aquel ser que le transmitía las mismas sensaciones
que aquel otro que la había arrojado a su suerte, sin más…; una vez que notó
que ese calor comenzaba a ser distinto y se asemejaban a los experimentados a
los pocos segundos de haber nacido, aquello fue lo que la animó a tomar la
decisión de aferrarse a aquello áspero y desconocido que le transmitía la nueva
situación. Al abrir su diminuta boca, notó algo cálido y siguiendo su instinto
de supervivencia: devoró el contenido en apenas un minuto y, vencida por el
agotamiento y el reponedor sustento, se quedó dormida en aquellas extrañas manos.
En segundo lugar, Manuel se dirigió hacia una clínica veterinaria y, tras el
reconocimiento: «A primera vista, parece que todo está bien…, si tienes algún
problema, me das un toque al móvil» —dijo la veterinaria.
—De acuerdo —respondió mientras que su cara no podía evidenciar su estado emocional—, ¿qué te debo por la consulta?
—Nada, y gracias por interesarte por los animales, eso es todo.
Al llegar a casa, la depositó envuelta en una prenda
de vestir sobre en una caja: pero esta vez sin poner la tapa. Después se sentó
y estuvo observando cómo, iba cambiado sus lastimeros y ahogados gemidos por
una respiración pausada y algún que otro ronquido.
El tiempo fue pasando y los problemas fueron apareciendo
de nuevo otra vez. Algo no iba bien y, Manuel regresó a la clínica y después de
hacerle todo tipo de pruebas y observaciones: «Me temo que se trata de una
disfunción cerebral…, pues aunque todo los análisis indican que está
completamente sana, he observado que tiene problemas de coordinación, de ahí
que su forma de andar llame tanto la atención: «¿Qué piensas hacer con ella?»
—refirió con tono de preocupación la veterinaria.
—¿Ella podrá
vivir bien así? Quiero decir, será algún impedimento…
—Por supuesto
que podrá vivir, pero siempre de manera condicionada por el mal que padece.
—Bueno eso es lo de menos, tampoco la voy a exigir mucho.
Todo lo relatado ocurrió hace tres o cuatro años.
Hoy, Valentina se ha convertido en una enorme mastín blanca, y con alguna
mancha de color marrón claro, que llama mucho la atención, no solo por el hecho
de caminar mal y con la cabeza torcida hacia un lado, sino por lo cariñosa que
se muestra ante cualquier desconocido y acude todo lo rápida que sus
limitaciones le permiten para sentir la calidez humana a través de una simple
caricia. Todo en ella me satisface plenamente y me deja sorprendido por la capacidad
que tienen los animales. Valentina no siente rencor ni siquiera por quien en su
día no le importase lo más mínimo su triste final al dejarla indefensa y
abandonada a su suerte.
Tal vez, ni siquiera el nombre fuese elegido al azar,
sino haciendo honor a su valentía por querer sobrevivir… tal vez incluso eso
tuvo que suceder de esa drástica manera por el hecho de que, hoy 12 de mayo,
este que escribe sin saber siquiera el porqué…, aunque me imagino que el
responsable de que todas las cosas sucedan tal y como acontecen no sea otro que
el Destino: ese que se muestra caprichoso, antojadizo y que no hace nada porque
sí…
Me encanta haberte encontrado - Es fácil comentar en tu blog A veces google me impide hacerlo ya que solo tengo un blog
ResponderEliminargracias por compartir tanta belleza
Hola, buenas tardes. Con respecto a lo que referencias, no creo que el motivo sea ese, puede que se deba a que hay bloggers que no permiten los comentarios y/o tienen que ser admitidos por el administrador. La verdad es que no lo entiendo, pues la libertad de expresión ha de ser una realidad, ya que, al fin y al cabo, que algo resulte atractivo, interesante... depende de algo tan incuestionable como son los gustos personales.
EliminarGracias por la atención y el interés mostrado.
Saludos