miércoles, 25 de noviembre de 2015

Relato corto, Deseos por alcanzar...

21 de noviembre de 2363

En un lugar, que sin ser el Paraíso podría equipararse a este…, se están preparando para celebrar, entre otras cosas, que por fin, el hombre ha sido capaz de vencer a la sempiterna vehemencia por la individualidad, el afán de protagonismo y el interés por ejercer su poder sobre el mundo. No solo han logrado ese propósito, sino que, además, estos han llegado a sobrepasar la barrera que separa lo virtual de lo real mediante la implantación de un minúsculo microchip en el cerebro. Que a partir de ese día no será  necesario tener que conectarse a ninguna red o instrumento para interactuar con cualquier persona y lugar del mundo. Que la energía propulsora para hacerlo factible la proporcionaba el mismo hombre a través del más leve movimiento y no solo de ello se beneficiaban los seres humanos, que al no ser necesario el desplazamiento, los vehículos dejaran de existir y que, por ende, la Madre Naturaleza podrá recuperarse del maltrato al que ha sido sometida, de manera continuada y a propósito por su peor enemigo «el hombre»; aunque este, al concienciarse, decide que ha llegado la hora de demostrar su racionalidad y es entonces cuando deciden hacer un nuevo uso de ella; pero en este caso, para aprovechar y poner en funcionamiento todas las energías renovables. Y a partir de ahí podrán disponer, también, que lo primordial está en preocuparse por el bienestar social, de los animales y el Medio Ambiente.

Todo ello comenzó allá por el mes de abril de 2012

El artífice de ver cumplida esa anhelada utopía fue un desempleado que, venido a menos por la fatídica Crisis mundial, se refugió en la escritura con el único propósito de poder sobrellevar su situación personal y no dejarse vencer por la desesperanza ni la enajenación. Este aprendiz de escritor se atrevió a publicar una novela corta Al otro lado… a través de una Web que facilitaba la publicación a los autores noveles. En la novela trataba de dejar un claro y evidente mensaje, entre líneas, a quienes estuviesen interesados en leerla y en hacer algo por el mundo; pero no fue hasta después de haber transcurrido cien años… cuando esta, de manera fortuita, cayó  en manos de un renombrado y adinerado magnate  que residía  en Dubai… quién  asqueado por el despilfarro y la desfachatez con el que transcurría el mundo en aquellos días, donde  unos nadaban en la abundancia; los otros, en sus propios  vómitos y miserias…, y fue a raíz de leer las escasas 98 páginas, cuando  motivado por  alcanzar la gloria y el poder absoluto: «Seré recordado en la posteridad como el hombre que tomó las riendas  del mundo y lo salvó así de su incuestionable y eminente destrucción», pensó el magnate y, ni siquiera el hecho de que la obra no estuviese bien  estructurada o  incluso que  su gramática dejase claras  evidencias  de que el autor carecía de conocimientos, bastaron para comprender aquello que tan importante  era en su día  para aquél albañil que,  por no tener, ni siquiera tenía descendientes directos.

Por primera vez en la Historia y desde que el mundo es mundo: todos estaban celebrando de manera solidaria y voluntaria el IV centenario del nacimiento de aquél que en su día le tocó correr la misma suerte, como escritor, que a otros tantos que le precedieron siglos atrás y que vivieron y fenecieron con más penas que glorias…

De repente, unos lejanos y reiterados pitidos le hicieron regresar; frente a él, estaba abierta la página de Interchat, y, alguien le había enviado un privado. Acto seguido; aún adormecido, dirigió la mirada hacía el último comentario que aparecía en la pantalla:

   —Torniego, una cosa te voy a decir, como vuelvas a denunciar, a Fulania, para que la validen el perfil, ¡juro ante Dios!, que voy a buscarte gordo baboso y te doy de hostias —dejó escrito cara de listo.
   «Ya me extrañaba a mí que fuese todo tan bonito», pensó mientras se desperezaba.
   —Cara de listo, si afirmas algo que desconoces por completo correrás el riesgo de que alguien te tilde de ignorante. Me gustaría saber en qué te basas para señalarme a mí como el culpable.
   —Solo un miserable, ruin, cobarde, calvo y seboso, como tú sería capaz de hacer eso a una mujer como mi querida Fulania.
   —La mentira, los insultos y las malas formas están destinadas para quienes carecen de argumentos, razones y credibilidad —le respondió dando por finalizada la conversación.
    «¡Ay que ver!, con la que está cayendo en el mundo y en que pierden algunos el tiempo, en defender amores ficticios o virtuales. Cada día entiendo menos a las personas. Defienden a capa y espada lo absurdo y, en cambio, no mueven un solo dedo por todo lo que se está perdiendo a su alrededor», pensó, con la mirada fijada en el cielo.

Epilogo

Unos por otros, la casa siempre se queda sin barrer. Hay quienes su tiempo y vida lo dedican a jugar, tratando de ser felices todo el tiempo, sin tener en cuenta que los que estén a su alrededor tal vez ese día ni siquiera hayan podido llevarse un bocado al estómago…
No podemos permitirnos estar de brazos cruzados esperando que sea un magnate el que de el primer paso, porque correremos el riesgo de que eso no ocurra. Todos sabemos que: «Los sueños, sueños son»; y, también, que algunos anhelos se convierten en realidad con el simple propósito y es por eso mismo que grito a todo el mundo desde mi ventana: ¡A qué estamos esperando! Demos el primer paso y caminemos juntos con la ilusión fijada en, un mismo destino, conseguir un Mundo mejor. ¡Aún estamos a tiempo! Y, solo depende de nosotros, preservar la naturaleza con el fin de lograr la supervivencia del mayor número posible de especies para el gozo y disfrute de las generaciones venideras.





2 comentarios:

  1. Estupendo relato Francisco,... y sí todos tenemos que poner nuestro granito de arena. Feliz Navidad!

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    1. Gracias por la atención y el interés mostrado. ¡Felices Pascuas para ti y los tuyos!
      Saludos

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