21 de noviembre de 2363
En un lugar, que sin ser el Paraíso podría equipararse a este…, se están preparando para celebrar, entre otras cosas, que por fin, el hombre ha sido capaz de vencer a la sempiterna vehemencia por la individualidad, el afán de protagonismo y el interés por ejercer su poder sobre el mundo. No solo han logrado ese propósito, sino que, además, estos han llegado a sobrepasar la barrera que separa lo virtual de lo real mediante la implantación de un minúsculo microchip en el cerebro. Que a partir de ese día no será necesario tener que conectarse a ninguna red o instrumento para interactuar con cualquier persona y lugar del mundo. Que la energía propulsora para hacerlo factible la proporcionaba el mismo hombre a través del más leve movimiento y no solo de ello se beneficiaban los seres humanos, que al no ser necesario el desplazamiento, los vehículos dejaran de existir y que, por ende, la Madre Naturaleza podrá recuperarse del maltrato al que ha sido sometida, de manera continuada y a propósito por su peor enemigo «el hombre»; aunque este, al concienciarse, decide que ha llegado la hora de demostrar su racionalidad y es entonces cuando deciden hacer un nuevo uso de ella; pero en este caso, para aprovechar y poner en funcionamiento todas las energías renovables. Y a partir de ahí podrán disponer, también, que lo primordial está en preocuparse por el bienestar social, de los animales y el Medio Ambiente.
Todo ello comenzó allá por el mes de abril de 2012
El artífice de ver cumplida esa anhelada utopía fue un desempleado que, venido a menos por la fatídica Crisis mundial, se refugió en la escritura con el único propósito de poder sobrellevar su situación personal y no dejarse vencer por la desesperanza ni la enajenación. Este aprendiz de escritor se atrevió a publicar una novela corta Al otro lado… a través de una Web que facilitaba la publicación a los autores noveles. En la novela trataba de dejar un claro y evidente mensaje, entre líneas, a quienes estuviesen interesados en leerla y en hacer algo por el mundo; pero no fue hasta después de haber transcurrido cien años… cuando esta, de manera fortuita, cayó en manos de un renombrado y adinerado magnate que residía en Dubai… quién asqueado por el despilfarro y la desfachatez con el que transcurría el mundo en aquellos días, donde unos nadaban en la abundancia; los otros, en sus propios vómitos y miserias…, y fue a raíz de leer las escasas 98 páginas, cuando motivado por alcanzar la gloria y el poder absoluto: «Seré recordado en la posteridad como el hombre que tomó las riendas del mundo y lo salvó así de su incuestionable y eminente destrucción», pensó el magnate y, ni siquiera el hecho de que la obra no estuviese bien estructurada o incluso que su gramática dejase claras evidencias de que el autor carecía de conocimientos, bastaron para comprender aquello que tan importante era en su día para aquél albañil que, por no tener, ni siquiera tenía descendientes directos.
En un lugar, que sin ser el Paraíso podría equipararse a este…, se están preparando para celebrar, entre otras cosas, que por fin, el hombre ha sido capaz de vencer a la sempiterna vehemencia por la individualidad, el afán de protagonismo y el interés por ejercer su poder sobre el mundo. No solo han logrado ese propósito, sino que, además, estos han llegado a sobrepasar la barrera que separa lo virtual de lo real mediante la implantación de un minúsculo microchip en el cerebro. Que a partir de ese día no será necesario tener que conectarse a ninguna red o instrumento para interactuar con cualquier persona y lugar del mundo. Que la energía propulsora para hacerlo factible la proporcionaba el mismo hombre a través del más leve movimiento y no solo de ello se beneficiaban los seres humanos, que al no ser necesario el desplazamiento, los vehículos dejaran de existir y que, por ende, la Madre Naturaleza podrá recuperarse del maltrato al que ha sido sometida, de manera continuada y a propósito por su peor enemigo «el hombre»; aunque este, al concienciarse, decide que ha llegado la hora de demostrar su racionalidad y es entonces cuando deciden hacer un nuevo uso de ella; pero en este caso, para aprovechar y poner en funcionamiento todas las energías renovables. Y a partir de ahí podrán disponer, también, que lo primordial está en preocuparse por el bienestar social, de los animales y el Medio Ambiente.
Todo ello comenzó allá por el mes de abril de 2012
El artífice de ver cumplida esa anhelada utopía fue un desempleado que, venido a menos por la fatídica Crisis mundial, se refugió en la escritura con el único propósito de poder sobrellevar su situación personal y no dejarse vencer por la desesperanza ni la enajenación. Este aprendiz de escritor se atrevió a publicar una novela corta Al otro lado… a través de una Web que facilitaba la publicación a los autores noveles. En la novela trataba de dejar un claro y evidente mensaje, entre líneas, a quienes estuviesen interesados en leerla y en hacer algo por el mundo; pero no fue hasta después de haber transcurrido cien años… cuando esta, de manera fortuita, cayó en manos de un renombrado y adinerado magnate que residía en Dubai… quién asqueado por el despilfarro y la desfachatez con el que transcurría el mundo en aquellos días, donde unos nadaban en la abundancia; los otros, en sus propios vómitos y miserias…, y fue a raíz de leer las escasas 98 páginas, cuando motivado por alcanzar la gloria y el poder absoluto: «Seré recordado en la posteridad como el hombre que tomó las riendas del mundo y lo salvó así de su incuestionable y eminente destrucción», pensó el magnate y, ni siquiera el hecho de que la obra no estuviese bien estructurada o incluso que su gramática dejase claras evidencias de que el autor carecía de conocimientos, bastaron para comprender aquello que tan importante era en su día para aquél albañil que, por no tener, ni siquiera tenía descendientes directos.
Por primera vez en
la Historia y desde que el mundo es mundo: todos estaban celebrando de manera
solidaria y voluntaria el IV centenario del nacimiento de aquél que en su día
le tocó correr la misma suerte, como escritor, que a otros tantos que le
precedieron siglos atrás y que vivieron y fenecieron con más penas que glorias…
De repente, unos
lejanos y reiterados pitidos le hicieron regresar; frente a él, estaba abierta
la página de Interchat, y, alguien le había enviado un privado. Acto seguido;
aún adormecido, dirigió la mirada hacía el último comentario que aparecía en la
pantalla:
—Torniego, una cosa te voy a decir, como
vuelvas a denunciar, a Fulania, para que la validen el perfil, ¡juro ante Dios!,
que voy a buscarte gordo baboso y te doy de hostias —dejó escrito cara de
listo.
«Ya me extrañaba a mí que fuese todo tan
bonito», pensó mientras se desperezaba.
—Cara de listo, si afirmas algo que
desconoces por completo correrás el riesgo de que alguien te tilde de
ignorante. Me gustaría saber en qué te basas para señalarme a mí como el
culpable.
—Solo un miserable, ruin, cobarde, calvo y seboso,
como tú sería capaz de hacer eso a
una mujer como mi querida Fulania.
—La mentira, los insultos y las malas formas
están destinadas para quienes carecen de argumentos, razones y credibilidad —le
respondió dando por finalizada la conversación.
«¡Ay que ver!, con la que está cayendo en
el mundo y en que pierden algunos el tiempo, en defender amores ficticios o
virtuales. Cada día entiendo menos a las personas. Defienden a capa y espada lo
absurdo y, en cambio, no mueven un solo dedo por todo lo que se está perdiendo
a su alrededor», pensó, con la mirada fijada en el cielo.
Epilogo
Unos por otros, la
casa siempre se queda sin barrer. Hay quienes su tiempo y vida lo dedican a
jugar, tratando de ser felices todo el tiempo, sin tener en cuenta que los que
estén a su alrededor tal vez ese día ni siquiera hayan podido llevarse un
bocado al estómago…
No podemos permitirnos estar de brazos cruzados esperando que sea un
magnate el que de el primer paso, porque correremos el riesgo de que eso no
ocurra. Todos sabemos que: «Los sueños, sueños son»; y, también, que algunos
anhelos se convierten en realidad con el simple propósito y es por eso mismo
que grito a todo el mundo desde mi ventana: ¡A qué estamos esperando! Demos el
primer paso y caminemos juntos con la ilusión fijada en, un mismo destino, conseguir
un Mundo mejor. ¡Aún estamos a tiempo! Y, solo depende de nosotros, preservar
la naturaleza con el fin de lograr la supervivencia del mayor número posible de
especies para el gozo y disfrute de las generaciones venideras.
Estupendo relato Francisco,... y sí todos tenemos que poner nuestro granito de arena. Feliz Navidad!
ResponderEliminarGracias por la atención y el interés mostrado. ¡Felices Pascuas para ti y los tuyos!
EliminarSaludos