miércoles, 25 de noviembre de 2015

No sé ni el motivo ni el porqué...

Pensado y escrito sentado junto a la orilla del río Ebro, a su paso por Miranda de Ebro, el día 27 de septiembre de 2012

«No sé ni el motivo ni el porqué, el día, de hoy, amaneció triste y grisáceo; quizás, por la obstinación de la abrumadora y despiadada neblina que, a primeras horas del día, insistía en que el astro rey brillase por su ausencia», he pensado.

«No sé ni el motivo ni el porqué, al caminar, como cada día, junto al río más caudaloso de España, he percibido que la algarabía   de los pájaros que habitan la zona ha mermado considerablemente. Tal vez sea por el otoño, o vete tú a saber el porqué», he pensado.

«No sé ni el motivo ni el porqué, el volumen del río, hoy, ha decrecido tanto o más que la alegría y el frenesí que transmiten al trinar los invariables, satisfechos y bienhechores pajarillos», he pensado.
«No sé ni el motivo ni el porqué, hoy, el río avanza sosegado, triste y meditabundo. Tal vez sea por el otoño o vete a saber tú, qué pueda estar ocurriendo aguas arriba», he repensado.

«No sé ni el motivo ni el porqué, la escasa y preciada sustancia, fuente de vida, desciende oscura y amarga como el negro café… No sé ni el motivo ni el porqué; pero quisiera presuponer que, efectivamente, se trata sin más del desánimo que transfiere en mí el otoño y no que sea el presagio y comienzo de un triste y desagradable final…», he pensado.

«No sé ni el motivo ni el porqué y ni siquiera soy consciente del porqué lo he escrito o pensado. Tal vez sea producto de mi imaginación, o quizás, del interés que me conmueve para que el mundo sea consciente de que, para poder perpetuar las especies y el hábitat: solo es cuestión de respetar el medio ambiente y todo aquello que hay a nuestro alrededor», he pensado.

No sé el porqué, nace en mí la necesidad de escribir y compartir lo que veo, vivo, pienso y siento: no lo sé y es lo que estoy tratando de averiguar.


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