martes, 24 de noviembre de 2015

Exteriorizar lo que albergamos en nuestro interior.

Escrito en 2013



Hay veces que, después de haber tenido una larga conversación, vía Internet, surgen en mí ciertas dudas sobre lo que ha ocurrido, quiero decir con esto, que bien podría tratarse de una máquina que está al otro lado de la pantalla y que se limita a hacer posible que la conversación sea coherente y correspondida, tal y como si se tratase de una persona que está al otro lado esperando que le haga preguntas y esta se limitase a contestar todo lo humanamente posible.

Hoy, he estado conversando con alguien, que, aparentemente tiene muchas cosas en común conmigo y hemos dejado una conversación pendiente, ya que, además de que no debemos estar compartiendo todo nuestro tiempo por este medio, ambos tenemos otros quehaceres diarios.

Todo surge como por arte de magia, coincides en un sitio, Chat, Foros… y lanzas un saludo, que en este caso en concreto la respuesta la lees al día siguiente y, si da la casualidad que esa persona está conectada, ahí es cuando comienza la conversación. Desde un principio notas que, aunque con fluidez de palabras y comprensión, por parte de la otra persona hay cierta desconfianza; pero, que, poco a poco va desapareciendo. Según me cuenta, piensa que todos los hombres entran a estos sitios buscando un rollito pasajero y que, por lo tanto: todos entran a lo mismo. Pero que ha coincidido con alguien bastante diferente y que le ha hecho cambiar de opinión, dice haberse sentido sorprendida por el desarrollo de la conversación y la creatividad del interlocutor. Que ha observado que su estancia por estos sitios es para entretenerse, bien sea conversando, o bien escribiendo en algún que otro foro o creando algún vídeo y subirlo a You Tube… que entiende que es, también, una forma de compartir con los demás aquello que vives, sientes y piensas respecto a la Vida y todo cuanto te rodea. Que no comprende el porqué la gente se calla aquello que siente, cuando al compartirlo es posible que sirva de ayuda a otros a comprender que es aquello que le embarga por dentro y/o le impide realmente disfrutar y ser feliz. Que cree que compartiendo las cosas y haciéndoselas llegar al resto, ha de servir para el desarrollo y la convivencia personales, que no es más que el yo en plural: «Si soy feliz, ellos también y si ellos son felices, también lo soy ». Que es consciente que se trata de algo que la sociedad está perdiendo al individualizarse por el hecho de no depender de nadie y que gracias a este medio, que permite el diálogo incluso entre desconocidos; y que, posiblemente, a pie de calle no hubiese causado el mismo efecto, entre otras cosas, porque la Sociedad considera una conducta inmoral que las mujeres se paren a conversar con un desconocido, cómo si en ello hubiese algo pecaminoso…

Desconozco si volveré a coincidir con esta persona, pero aprovecho desde aquí: para agradecerles, a ella por haber compartido su tiempo conmigo, y al medio, por haber hecho posible el encuentro.


No hay comentarios:

Publicar un comentario