Escrito en 2013
Hay veces que, después de haber tenido una larga
conversación, vía Internet, surgen en mí ciertas dudas sobre lo que ha ocurrido,
quiero decir con esto, que bien podría tratarse de una máquina que está al otro
lado de la pantalla y que se limita a hacer posible que la conversación sea coherente
y correspondida, tal y como si se tratase de una persona que está al otro lado
esperando que le haga preguntas y esta se limitase a contestar todo lo
humanamente posible.
Hoy, he estado conversando con alguien, que,
aparentemente tiene muchas cosas en común conmigo y hemos dejado una
conversación pendiente, ya que, además de que no debemos estar compartiendo
todo nuestro tiempo por este medio, ambos tenemos otros quehaceres diarios.
Todo surge como por arte de magia, coincides en un
sitio, Chat, Foros… y lanzas un saludo, que en este caso en concreto la
respuesta la lees al día siguiente y, si da la casualidad que esa persona está
conectada, ahí es cuando comienza la conversación. Desde un principio notas que,
aunque con fluidez de palabras y comprensión, por parte de la otra persona hay
cierta desconfianza; pero, que, poco a poco va desapareciendo. Según me cuenta,
piensa que todos los hombres entran a estos sitios buscando un rollito pasajero
y que, por lo tanto: todos entran a lo mismo. Pero que ha coincidido con
alguien bastante diferente y que le ha hecho cambiar de opinión, dice haberse
sentido sorprendida por el desarrollo de la conversación y la creatividad del
interlocutor. Que ha observado que su estancia por estos sitios es para entretenerse,
bien sea conversando, o bien escribiendo en algún que otro foro o creando algún
vídeo y subirlo a You Tube… que entiende que es, también, una forma de
compartir con los demás aquello que vives, sientes y piensas respecto a la Vida
y todo cuanto te rodea. Que no comprende el porqué la gente se calla aquello
que siente, cuando al compartirlo es posible que sirva de ayuda a otros a
comprender que es aquello que le embarga por dentro y/o le impide realmente
disfrutar y ser feliz. Que cree que compartiendo las cosas y haciéndoselas
llegar al resto, ha de servir para el desarrollo y la convivencia personales,
que no es más que el yo en plural: «Si soy feliz, ellos también y si ellos son
felices, también lo soy ». Que es consciente que se trata de algo que la
sociedad está perdiendo al individualizarse por el hecho de no depender de
nadie y que gracias a este medio, que permite el diálogo incluso entre
desconocidos; y que, posiblemente, a pie de calle no hubiese causado el mismo
efecto, entre otras cosas, porque la Sociedad considera una conducta inmoral
que las mujeres se paren a conversar con un desconocido, cómo si en ello
hubiese algo pecaminoso…
Desconozco si volveré a coincidir con esta persona,
pero aprovecho desde aquí: para agradecerles, a ella por haber compartido su
tiempo conmigo, y al medio, por haber hecho posible el encuentro.
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