Escrito el 10 de septiembre de 2011.
Que pena que las personas no participen de
oportunidades como esta para hablar libremente de cualquier tema y dar a
conocer que opina de cómo está la situación actual en el mundo, ese por el que
nada hacemos excepto querer ser los que más y mejores cosas tenemos,
simplemente para hacerles ver a los demás lo importantes que podemos ser. La
ostentación del poder es precisamente lo que nos ha llevado a este mundo
actual. Y pensar que todo ocurrió cuando unos cavernícolas estaban
tranquilamente en la vida sin saber que tenían que hacer, excepto que para
vivir era necesario comer. Al parecer, todo comenzó cuando a uno de ellos se le
pasó por la cabeza que la mujer de su vecino la quería para él, y, como era
menos fuerte que el otro se valió de un palo para matar a su amigo y desde entonces
no han dejado de inventar armas mortíferas aquellos que codician lo que poseen
los demás.
Recordemos de donde viene la palabra salario, la
primera moneda de cambio utilizada por el hombre fue la sal, por ella incluso
se llegó a matar por poseerla, era lo más valioso o preciado por aquel
entonces. Hoy en día es el dinero el que parece que lo puede casi todo, excepto
las cosas sencillas, esas que no tienen precio ni se pueden comprar, el dinero,
según mi opinión, es el principal culpable de como está en la actualidad el
mundo. Espero y deseo que pronto, un kilo de dinero cueste lo mismo que uno de
sal. En mi país cuesta alrededor de 19 céntimos de euro, aunque imagino que si
algún día esta utopía se convirtiese en realidad: los poderosos ya tendrían inventado
algún otro sustituto y que nos lo harían pagar bien caro.
Ellos, solo viven por y para su único beneficio:
permiten incluso morir a países enteros de hambre sin ninguna sensación de
culpabilidad ni remordimientos. Es más, incluso hacen negocio con lo que otras
naciones ofrecen voluntariamente.
Los que ostentan el poder viven enfermos del dinero,
pues, este es como el agua del mar para la sed: cuanto más se bebe más sed se
tiene. Viven obsesionados por lo que puedan ganar o perder, ni siquiera se
valoran: solo viven por y para el dinero.
Es tal su ansiedad que estoy convencido de que si a
alguno de ellos le dijesen tu vida a cambio de tu dinero: antes muerto que
pobre.
En el fondo, considero que estas personas no son más
que pobres hombres con dinero, ya que nada les satisface, y, lo peor de todo:
es que tendrán que dejarlo todo aquí, el día que dejen de respirar.
En un acto de humildad, el oro le dijo al cobre: «hay
quien tuviera tu color, aunque por ello me volviera pobre».
Creo que tendríamos que ir retrocediendo pasos en la
historia, pues, al final, es en las cosas sencillas donde se halla la esencia
de la vida.
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