Escrito el día 5 de mayo de 2011 a la (s) 4:32
Basado en hechos reales:
Hace unos veinte años presencié un caso que me llamó
mucho la atención. Una gallina que se pasaba todo el día metida en un arroyo;
pero aun fue mayor mi asombro al saber la historia de la gallina acuática.
En Quintanilla Cabe Soto, un pueblo de la Bureba (Burgos). En
ese municipio, Abelardo tenía por aquel entonces una casa de recreo y, en
frente de esta, su suegro tenía un palomar de esos típicos de Castilla y León,
y debajo de este, a modo de corral y granero, contaba también
con varias especies avícolas: 2 pavos reales, gallinas, pollos de engorde, y
varias razas de patos…
Uno de esos fines de semana que, Abelardo, bajaba
desde Santurzi (Vizkaia), le acompañé para ayudarle a restaurar la casa que
estaba reconstruyendo. Lo primero que hizo fue enseñarme todos los animales que
tenía allí, y después, les dejó salir para estos pastasen a su libre albedrío
por los alrededores. En esos momentos, entró un perro en el corral y mató a una
pata que estaba incubando una decena de huevos, y, al lado de ella, se
encontraba en la misma situación una gallina, esta tan solo tenía para incubar
dos huevos. Ante el infortunio ocurrido, Abelardo decidió poner los huevos de
la pata en el nido de la gallina, cosa que a esta, por su actitud, nos pareció
que no le importaba cumplir con la nueva tarea encomendada. Pasamos allí el fin
de semana trabajando…, y el domingo regresamos a Santurtzi.
A la semana siguiente…, cuando regresamos al pueblo
para continuar con la labor de la restauración, me quedé admirado al contemplar
a la gallina metida en el arroyo acompañando en todo momento a quienes creía
sus hijos, e incluso los dos polluelos propios
acompañaban a los demás pensando que eran sus hermanos. El generoso animal se
tiró todo el santo día metida en el agua y créanme que lo pasaba bastante mal,
sobre todo cuando los pequeños se metían en la zona más profunda del arroyo y
ella no podía acompañarlos.
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