miércoles, 25 de noviembre de 2015

IMAGINEMOS QUE UN DÍA...

Escrito el día 13 de febrero de 2011

«El instinto, no es otra cosa que la Memoria de la especie humana heredada de generación en generación», François-Alphonse Forel fue un científico suizo quien fue un pionero del estudio físico de los lagos, y considerado el fundador de la limnología (1841-1912).



Imaginemos que un día, de repente, nos damos cuenta que nuestro mundo no es en realidad nada de lo que nos han dicho. Pues, al parecer, no hay más que suposiciones; eso sí, muy acertadas y que coinciden con precisión con respecto a tal y como lo percibimos; ya que, tampoco es tan real como lo conocemos, pues, todo están representados por convicciones de Poder y, aunque no se acerquen a la realidad, se trata de estratagemas políticas…; son tantas las mentiras sobre el Mundo y su Historia a través de la Humanidad que, después de tantas falsedades, se considera verdad.

Hoy, estando descansando, tumbado sobre la cama, observé cómo a través del cristal se colaban los rayos solares y, sin saber porqué, me he fijado en las partículas de polvo que había en el área de mi cuarto y, por unos segundos,  me han evocado que podría tratarse de un Universo desconocido, de súbito, me vino a la cabeza, que se daban las mismas características que en el Universo conocido: miles de partículas flotando en el espacio[…], y, dejándome llevar por el pensamiento, he imaginando que cualquier partícula de esas podría ser la Tierra… y, tras procesar el cerebro la información recabada,  concluí que: nuestro Universo podría tratarse de un simple experimento realizado por un Ente desconocido y que, en su laboratorio, había creado las circunstancias propicias para generar vida a unos seres que aún desconocía, pues, en principio no eran más que unas células que había introducido en un elemento líquido.

Él, simplemente, quería observar su comportamiento y desarrollo para comprobar si, además de sobrevivir, también eran capaces de pensar por si mismos y adaptarse al medio creado.

De vez en cuando, el Ente provocaba situaciones, por su cuenta y riesgo, para ver la evolución y adaptabilidad conseguida en cada adversidad o incidente nuevo que se presentase, e independientemente de que estos podrían presentarse en forma de desproporcionadas lluvias, huracanados vientos, maremotos, terremotos y todos aquellos desastres naturales conocidos.

La imaginación me puso en la tesitura de creer que la Tierra podría tratarse de una simple hoja en una rama de tomatera; ya que, por su forma, podría interpretarse por la condición que están presentados los Continentes conocidos… imaginemos, también que, además de que la susodicha está dividida en dos hemisferios, el norte y el sur, y por meridianos, tal y como conocemos nuestro Planeta, en este proyecto hay elementos fundamentales para que los organismos funcionen a la perfección, tales como la luz, el calor, el frío, el agua y el viento; por el hecho de que son necesarios para que, en este caso, puedan sobrevivir los seres humanos… y, dando  por supuesto que la diferencia en todo es relativa, imaginemos que un solo día en el mundo del Ente podría equivaler al infinito conocido por en nuestro Mundo. Y, llegados a este punto, decir que: podría extenderme cuanto quisiera, pero considerando que es más que suficiente para quien quiera entender que, nuestro maravilloso y gran mundo: quizás, no sea más que un simple estudio de seres superiores para ver como actuamos, nos desarrollamos, vivimos… y. que, quizás, algo que, en principio se haya creado para generar nuestra propia vida y la de nuestros sucesores: me temo que el Ente estará cuanto menos sorprendido por el hecho de que aquello que fue creado para sobrevivir, y sin que él pueda hacer más, que lamentarse al observar el rumbo tomado por la Humanidad… Aunque, eso sí, siempre podrá decir que su experimento consistía en comprobar lo que tardarían esos ineptos en acabar con su propia existencia.


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