Escrito en junio de 2013
Un día cualquiera del mes de mayo… caminaba por la
acera que hay junto al jardín que está situado a escasos metros de mi
residencia habitual. Cuando escuché un tímido / chipi, chipi, chipi / chip,
chip, chip / chipi /, que provenía de
uno de los jóvenes arbustos que están situados en los alcorques que acompañan a la hilera de bordillos que
dan forma al vial, (Camino de Anduva entre
las confluencias de Avda. República
Argentina y la calle Rioja), alcé
la vista y, haciendo uso de mi fino
oído…, conseguí descubrir que se trataba
de una hembra de jilguero que estaba sobre su nido, incubando los huevos de su futura descendencia: «Estará
llamando a su marido, el señor jilguero, para que la traiga algún tente en
pie», pensé en aquel instante. Y, como es normal en mí, comencé a tratar de
razonar mis dudas: «¿Por qué habrá elegido este esmirriado árbol? Con la
cantidad de ellos que hay en esta zona, e incluso con más follaje, si lo que
quiere es pasar desapercibida. Bueno…,
tal vez prefiera disponer de visibilidad, por si acaso ha de salir zumbando ante
cualquier imprevisto…, o quizás el motivo se deba, a que cuando comenzó la
construcción de su hogar…, la floración
del mismo la hizo pensar que el
color de sus perfumadas flores al
coincidir con el amarillo de sus alas eso mismo podría servirle de
camuflaje frente a su único peligro, los viandantes.
En esa zona ajardinada, además del césped, nacen y
crecen diversas plantas, como el diente de león, y otras gramíneas e insectos que
forman parte de su ciclo de alimentación. También el agua está disponible por
el riego diario. Todo lo observado me hace pensar que la naturaleza es sabia y
que los animales para nada son tontos.
En fin, el misterio de la elección del lugar creo que
lo he resuelto satisfactoriamente: lo que no entiendo es el hecho de tener que
escribir y compartir; aunque he de reconocer que, tampoco me preocupa mucho saber
el porqué: ya que es algo que me hace sentir pletórico, y creo que solo por eso
merece la pena el tiempo empleado en dar forma y vida a estos acontecimientos
que veo, vivo y disfruto cada día, por obra y gracia de la Naturaleza, y lo que
es mejor aún, sin costarme ni un solo céntimo.
precioso realmente precioso, ¿ sabes ? yo tengo puesto un nido y unas botellas de plástico con comida al lado para que tengan un lugar donde refugiarse si les apetece, por el momento vienen a comer...pero es un placer verlos como sin problemas me miran y siguen comiendo
ResponderEliminarLos animales son así de agradecidos cuando son conscientes de que los intrusos no suponen un peligro para ellos. No hay nada más económico y placentero que adentrarse en el bosque, sentarse y contemplar el transito de sus habitantes.
EliminarGracias por la atención y el interés mostrado.
¡Feliz día para ti y los tuyos!
Saludos.