Escrito el 16
de mayo de 2013
Soy un árbol
que me gusta compartir mi sombra con todo aquel que hasta mí se acerque. No
pretendo hacer sombra a nada ni nadie por el hecho de creerme estar por encima.
Como árbol sé
que mi lugar está en la tierra, mis raíces así me lo hicieron saber desde que
tengo uso de razón.
Me gusta
observar con detenimiento todo cuanto existe a mí alrededor; sin importarme las
diferencias que entre estos (personas, animales u objetos) les pueda hacer ver
que son diferentes entre sí. También, me gusta escribir sobre esto y otras cosas
que observo, vivo, siento y pienso…
Soy alcornoque
por el hecho de haber nacido en la alta Extremadura.
Me preocupa, y
mucho, que a veces puedan pensar o decir de mí, que soy un hipócrita, por el
hecho de que mis frutos les hagan aflorar sentimientos totalmente ajenos a mi
voluntad.
Como árbol y
«escritor» considero que en este hábitat, así como en cualquier otro confín que se pueda dar bajo el astro
rey, me atrevo a decirles, siendo consciente de que mis pies están en la
tierra, que en éste lugar como en cualquier otro hay sitio de sobra para todos
y cada uno por igual y que, por tanto, ni siquiera es necesario intercambiar
nada con el fin de evitar desencuentros absurdos.
Ante Dios y
ante la naturaleza todos gozamos de los mismos privilegios y derechos: las
escalas sociales son obra de propio hombre.
Y, en cuanto a
lo que lugar se refiere, con el tiempo, cada cual ocupará el que le corresponda
por su actitud y aptitud.
Vivo tratando
de sacar todo lo positivo de la vida, incluso de las cosas malas, con el fin de
compartirlo con los demás, sin que por ello tenga que señalar a nadie como
culpable por algo que a día de hoy deberíamos saber que: los sentimientos los
sufren y padecen aquellos en los que nace, y que de haber algún problema por
ello, estos serían los únicos responsables, pues, en la mayoría de los casos
para el que los despierta suelen pasar desapercibidos.
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