sábado, 20 de agosto de 2016

Primera parte, episodio 8, Atrapados en la red


 Bienvenidos al foro de la Amistad.
Creado por Juan.

...—Juan: Hola amigos/as, agradezco tanto los comentarios como la atención que me prestáis, la verdad es que, ¡no sé que sería de mí sin vosotros!, y os lo digo con el corazón en la mano:
Al cabo de tres horas, después de haber llegado al hospital salió un doctor /¿Algún familiar de Luisa González?, preguntó poniendo  una cara que transmitía tanta tristeza como esos días cuando el azul del cielo se ha tornado frío y plomizo. /Si, servidor, soy su hijo. /Vamos a quedar ingresada a su madre, le hemos detectado un tumor en el pecho. /¿Es grave, doctor? ¿Tendrá solución verdad?, le pregunté después de tragar con dificultad la poca saliva que transitaba por mi oprimida traquea. /En principio tenemos que hacerle varias pruebas, pero la verdad es que está muy avanzado. / Recuerdo a mi madre retorciéndose de dolor sobre aquel camastro, ¡qué vete tú a saber cuantos la habían espichado encima de él!, la mi pobre se asustó mucho, pues en casa, según me dijo a duras penas, no era más que un suspiro: si lo comparaba con aquello. /No sé, si fue causado por las pruebas o por qué, pero el caso es que ella empezó a sufrir desde el segundo día de estar allí; pero al tercer día, se complicó aún más. /Juan, he de darle malas noticias, el tumor está en fase de metástasis y el hígado también está afectado, me dijo el doctor. /Aquello me dejó paralizado, ¡frío como el hielo!, y al cabo de un rato, ¿se podrá hacer algo verdad? Es joven todavía, solo tiene 67 años. /Se hará todo lo que esté en nuestras manos, ella está en manos de Dios y no depende solo de nosotros. /Pasé allí, ¡día y noche!, sin apartarme ni un segundo de su cabecera ni de ella: la única persona que siempre estuvo a mi lado. /Mi cabeza no encontraba respuestas para comprender, que tuviese un final tan cruel y procuraba que ella no me viese llorar. /¿Qué dicen los médicos, hijo? Esto cada día me duele más y no puedo parar, parece como si me estuviesen arrancando la vida desde mis propias entrañas. /Tranquila madre, dicen que tiene que ir, poco a poco, que la medicina tarda en hacer efecto. /En mi interior sentí como si mis tripas se anudasen al fingir que todo iba a mejor. /Mis hermanos, la visitaban cada dos o tres días, yo estuve allí día y noche dándole vueltas a la cabeza y no me hacía a la idea de perderla: Ella era lo que más he querido en este mundo, incluso más que si junto el cariño que siento por mi esposa y mis hijos. /Recuerdo que al cuarto día de haber sido ingresada, nos trasladaron a una zona donde estaban los terminales y allí permanecimos hasta el final. /Fue, sin duda alguna, el mes más largo y duro que me ha tocado bregar. /Era raro el día en que no falleciese alguien. Me dio tanta fatiga ver como se llevaban a su compañera de habitación, apenas tenía 35 años recién cumplidos cuando falleció, el hígado que estaba esperando para ser trasplantada no llegó a tiempo. A partir de ahí, me fui concienciando de que al final, las personas no somos nada y que son pocos los que hacen algo por intentar salvar a otros ser humano. / Después de pasar la peor noche de mi vida, viendo como se iba mi madre y sin poder hacer nada por evitarlo, en mitad de la noche se presentó la que es temida por todos y dos días después, la enterramos y, tras el funeral, cada uno nos fuimos a nuestra respectiva casa. /No había pasado una semana y mis hermanos me llamaron para hacer el reparto de la herencia. /¡Que poca vergüenza tenéis!, no os preocupasteis de ella y ahora me habláis de repartir. No sé deque madera estáis hechos, ¡se trata de nuestra madre!, no es un perro lo que se ha enterrado. /¡Oye, Juan!, los malos tragos, cuanto antes se pasen mejor, así es que mira a ver cuando te viene bien para reunirnos. /Muy a mi pesar, sin poder hacer nada para evitarlo, se puso todo en venta. /La Navidad estaba cerca y todos en la ciudad se preparaban con alegría, para pasar unas felices fiestas. Incluidos mis hermanos. /Recuerdo que estaba paseando, de regreso a casa, cuando de repente las tripas se me retorcieron; frente a mí estaban mis hermanos, bebiendo y riendo, noté como la ira subía a toda mecha a mi cabeza, y me acerqué hasta ellos. /¿No os da vergüenza? Hace apenas dos meses que falleció madre y vosotros tan felices. /La vida sigue y tenemos que disfrutar, que es para lo que se viene a ella y no para sufrir por todos. Además, fue un milagro que se la llevase Dios. ¿O quizás hubieses preferido que ella siguiese, viva, enferma y sufriendo el resto de sus días?, me gritó José con desprecio. /La verdad es que no sé ni como es posible seamos hermanos; tenéis el mismo veneno en sangre que nuestro padre, haciendo el mal, simplemente por satisfacción. Y, desde ese día, la relación con mis hermanos, se fue enfriando. / Al cabo de tres meses se puso en contacto con nosotros una persona interesada en quedarse con todos los bienes. Se hizo el trato estando presente las tres partes, el señor ingresó el dinero en una cuenta abierta para tal fin y una vez liquidadas las partes correspondientes, me despedí de mis hermanos. /¡Adiós, hasta nunca!, no quiero saber nada más de vosotros. /¿Qué te pasa ahora loco? Me preguntó José. Pero que razón tienen los del pueblo, deberías estar internado en algún centro especializado. ¿Acaso no eres conforme con el reparto? Son tres partes iguales, ¿dónde está el problema entonces?, dijo gritando como un energúmeno. /Sí, estoy conforme, solo que: los malos tragos, como bien dices, cuanto antes se pasen mejor. /Pienso que la vida es muy dura, injusta y cruel, no entiendo la maldad que hay en las personas y menos aún cuando se trata de tu propia familia. Hay cosas que por mucho que lo intento, no llego a comprender y si estar loco significa ayudar a los demás, interesarme por la naturaleza y por todo aquello que me rodea, entonces no me importará que me llamen loco, todos aquellos que no les interesa nada de cuanto nos rodea, ya que en la vida no solo somos nosotros lo importante, sino todo lo que en ella existe…

   —María: Mi querido y estimado, Juan, ¡lamentablemente para todos nosotros!, la vida es dura cuando esta nos arrebata a los seres queridos. Es muy dolorosa la muerte de un padre o de una madre, aun así, eso no es nada comparado con el dolor de unos padres al perder a un hijo. Todos estamos preparados para entender que por ley de vida los progenitores han de fallecer antes que la descendencia y cuando ocurre lo contrario, no hay nada que nos haga comprender.

   —Jessica: Amigo Juan, comprendo perfectamente el dolor que sentiste por la pérdida de tu madre, hace poco he perdido a la mía y no hay cosa más dolorosa, en mi caso es el primer familiar cercano, ¡Animo, amigo! Ella te estará viendo, allá donde esté y estará orgullosa, al comprobar que en la vida no se equivocó, cuando te dio todo su cariño. Era consciente, de que el hijo que más la necesitaba eras tú, ya que desde bien pequeño demostraste lo débil que eras ante las injusticias, incluso las que te proporcionaban tu propia familia. Precisamente por eso, tu nobleza y buenos sentimientos.
No te culpes por ello amigo, es ¡maravilloso!, que después de haber pasado todo lo que cuentas, aún sigas pensando, que a través del cariño y la comprensión se puede ayudar a los demás y en tu caso, no solo luchas por la raza humana, sino que intentas se respete todo cuanto hay en la Tierra, eso te dignifica como ser humano, ¡Ojalá!, consigas tu propósito. Gracias amigo, y que sepas que eres muy importante no solo para mí, creo que el mundo necesita de personas como tú, interesados en conservar y respetar todo aquello que nos rodea.

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