Bienvenidos al foro de la Amistad.
Creado por Juan:
...—Juan: Hola, buenos días amiga, en
primer lugar quiero darte las gracias públicamente por el apoyo que me brindas
a través de los comentarios; en segundo, reitero mi agradecimiento por existir
y estar ahí; y en tercero, si me lo permites, seguiré con mi historia:
Un día, metidos de lleno en plena
transición española, a la edad de 17 años, con grandes inquietudes, comencé a
salir por los pueblos cercanos con mi hermano y sus amigos. Recuerdo que al
llegar a cualquier pueblo, por mi amabilidad y buenas palabras, conectaba
rápidamente con las personas del lugar. Por aquella época, la mayoría de las
chicas aún estaban condicionadas por las costumbres y creencias antiguas con
respecto al comportamiento y la moralidad y no se dejaban tocar; pero en mi
caso, descubrí que con buenas palabras y la promesa de volver al día siguiente:
siempre sacaba algo de provecho y, como consecuencia de ello se fue corriendo
la voz de un lugar a otro y me pusieron de apodo “el pillo”. /En una ocasión,
fuimos de fiesta a una ciudad que está cerca de nuestro pueblo, yo era el
pequeño de la cuadrilla y los demás pasaban de los treinta. Recuerdo que
permanecí en silencio durante todo el trayecto, mi hermano me había dicho que
me mantuviese callado, ya que si no: para otro día me quedaría en casa. Así que
no me quedó otra que dedicarme a escuchar lo que unos y otros decían, medió
estrujado y flanqueado por dos gordinflones en el asiento trasero de un Citroen
Dyane 6 del color de las amapolas. En silencio, escuchaba y observaba como los
mayores decían, lo que iban a ligar, sobre todo el conductor y dueño del coche.
Pues, según él, conocía a una chica y se lo pasaría muy bien. Recuerdo que al
llegar al pueblo nos dirigimos a la discoteca y, después de tomarnos un par de
copas, ellos se pusieron a mover el esqueleto y, como a mí eso de bailar me
daba un poco de vergüenza, me coloqué un cigarrillo en la boca, pero sin
encenderlo y, transcurrido un tiempo, me di cuenta que se acerca hacia mí una
chica muy guapa, con el pelo castaño, muy esbelta y con una buena delantera,
como a mí me gustan. La verdad es que era un poco mayor para mí, pero tampoco
le di mayor importancia. Recuerdo que se acercó con el encendedor en la mano.
/¡Toma!, “que llevas toda la noche sin encender el pito”, me dijo. /Nos pusimos
a charlar y, unos minutos después, nos dirigimos hacia la zona donde estaban
las mesas, buscando un poco de intimidad, y comenzamos a besarnos
apasionadamente. Mi hermano y sus amigos se quedaron extrañados al observar
que, además de besarnos, la estaba acariciando los senos: algo que al parecer
le tuvo que molestar bastante al Modesto, el dueño del coche, ya que mi hermano
se acercó hasta nosotros y me hizo un gesto para darme a entender que tenía que
decirme algo. Me puse en pie y, al llegar junto a él, me dijo que me fuese
despidiendo, que el Modesto le había dicho que ya iba siendo hora de regresar
al pueblo. /¡Joder!, vaya mierda de tío, ¡con lo bien que me lo estoy pasando!,
le dije. Mi hermano sonrió y me dijo, /tú verás si te vienes o te quedas. / Me
quedé pensándolo durante un instante, pero la distancia que hay entre mi pueblo
y la ciudad fue la que me condicionó para obrar de la siguiente manera. Me
dirigí hacia donde estaba esperándome Susana y, después de ponerla al corriente
de todo, me dijo que si me iba y la dejaba allí sin más, yo le respondí que no
se preocupase, que volvería al día siguiente y fríamente nos despedirnos con un
triste beso en las mejillas, ella se quedó con muy mala cara y yo con un humor
de perros y, para más INRI, de regreso a casa, mi hermano lo único que hizo fue
burlarse y darme a entender que él estaba por encima de mí, como siempre.
Agapito es el típico hermano mayor que para dar ejemplo, cuando sale a tomar
copas, al día siguiente no acude ni a trabajar. Al día siguiente, me levanté
temprano, era domingo, se celebraba una comunión y tenia que ayudar a mi padre
a preparar el banquete y, a pesar de que
no me apetecía ir a trabajar con él, no me quedaba otra que ir, además para mi desgracia, teniendo que soportar las
voces y menosprecios que este me daba y
hacía delante de unos muchachos que solían ir a ayudarle a cambio de unas
monedas y a diferencia de ellos el pago que yo recibía era siempre el mismo
trato vejatorio, pero lo que realmente me dolía más era que, en la cara de mi
padre, se podía apreciar que no le importaba lo más mínimo que yo fuese su
hijo. Recuerdo que, unos días después, al regresar a casa, me encontré con una
escena muy usual; pero en aquella ocasión, al ver que mi padre estaba pegando a
mi madre, en lugar de quedarme petrificado como me había ocurrido otras veces,
me armé de valor y me lancé a él como una fiera y, tras el intercambio de
puñetazos, me dirigí corriendo a mi habitación, cogí una maleta, la llené con
toda la ropa que cupo en ella y sin perder más tiempo, temiendo por lo que
pudiese acontecer después de que mi padre recobrase el conocimiento, tras
despedirme de mi madre con un montón de besos y las mejillas inundadas, sin
volver la vista atrás: decidí salir a recorrer mundo. La verdad es que aún me
siento culpable por no haber acudido a la cita…
—María: Buenas tardes Juan, quiero decirte que, después de haber leído
con detenimiento el relato de hoy, has conseguido sacarme una sonrisa y un poco
después, además de sentir tristeza, unas lágrimas se han deslizado por mis
mejillas; pero a pesar de todo, quiero que sepas que no tienes que sentirte ni
triste ni culpable por lo acontecido, ya que, posiblemente, aquello tuvo que
suceder así porque el destino tendría otros planes para ti.
—Amor de madre: Hola a todos/as, disculpen por intrometerme en su
conversación; pero es que, pasaba por aquí y me llamó la atención que solo
participasen dos personas en este foro y no sé si ha sido por curiosidad o por
cualquier otra cosa: pero el caso es que me he puesto a leer y comparto con
María cuanto dice. Es más, si a ustedes no les importa me gustaría seguir el
foro y poder participar.
—Empresario: ¡vaya vaya! como está el patio lo que hay que ver y
leer yo, sin estar de acuerdo con ninguno de los tres me quedaré por aquí a
cotillear sin reparo alguno ¡Júas, júas, júas! estoy convencido que me
divertiré de lo lindo….....
—Peón de albañil: Hola, buenas noches a todos/as. Soy nuevo en este
sitio y desde que no curro suelo entrar a entretenerme en Internet. Llevo poco
tiempo en esta página y por lo que he visto en ella, tengo que decir a favor
del foro que es muy distinto a los demás, de hecho, es en el único que me he
atrevido a dejar constancia de mi presencia y, dicho esto, decirles que si ustedes
me lo permiten me pasaré por aquí cuando mis quehaceres me lo permitan.
—Empresario: buffff!!! lo que me faltaba por ver no me diras que estas
buscando trabajo ¿Verdad?
—Peón de albañil: Hola “amigo”, según tengo entendido, por las veces que
lo llevo escuchando desde que tengo uso de razón, “nunca se sabe dónde puede
saltar la liebre”. En primer lugar, permítame decirle que no entiendo su
actitud; en segundo, basándome en su manera de actuar, me hace pensar que
ignora el potencial de Internet, ya que está considerada por millones de
personas como la mejor herramienta que hay en el mercado y, por último,
independientemente de que uno tenga o no trabajo, ¿qué hay de malo en navegar a
estas horas?
—Empresario: yo no soy tu amigo y dejate ya de referenciar refranes ni
estupideces que estando en el paro a estas horas tendrias que estar
acostado y pensando en madrugar para ir a buscarlo a las obras.
—Peón de albañil: Bueno, tendrá que entender al menos que no todos
pensamos ni actuamos de igual forma.
—Empresario: ¡so zangano! me la trae floja tu verborrea ¡más vale que
buscases trabajo en vez de andar tocando los huevos al personal!
—Peón de albañil: Bueno, “amigo”, visto lo visto, decirle que no solo
concuerdo con usted, sino que me ha convencido de que para estar perdiendo el
tiempo aquí: mejor me voy a dormir. ¡Ah!, perdón, se me olvidaba despedirme
como usted se merece, dígale a su mamá que, a pesar de no conocerla de nada, en
estos momentos me estoy “acordando de ella”.
—Empresario: además de vago me he dado cuenta que eres un miserable y
un cobarde pero no te preocupes que “adonde las dan las toman” y dispongo de
todo el tiempo del mundo y te aviso que como tenga la dicha de cruzarme contigo
en la calle en vez de la liebre puede que te salten los dientes de un
puñetazo.
—Peón de albañil: ¿Sabes qué, “amigo”? Me parece absurdo ponerme a
discutir en un sitio dónde se supone que ha de servir para facilitar el
acercamiento y la comunicación entre las personas. En fin, tú mismo. Te pido
disculpas si te has molestado por algún comentario y, ahora sí que me marcho a
dormir, adiós.
Peón de albañil estaba terminando
de leer embelesado todos y cada uno de los aportes dejados en el foro, cuando,
de repente, un sonido metálico le sacó de su abstracción, seguidamente, barrió
en todas direcciones la pantalla de su monitor con la mirada hasta que observó que en la parte más alta, a
mano derecha, un icono con forma de sobre parpadeaba constante mente para
indicarle que había recibido un mensaje privado y, dejándose llevar por la
curiosidad, posicionó la flecha sobre este, hizo clic con el botón izquierdo
del ratón y accedió al privado:
De: La Canadiense Encantada. Para:
Peón de albañil.
Hola, qué tal estás? Llevo tiempo
participando en este sitio y hasta ahora no había visto a nadie que se comporte
con tanta coherencia!!!. En tus comentarios se puede percibir que hay todo un
caballero detrás. No creas que estoy tratando de halagarte, yo soy muy
sincera!!! y no me gusta andarme por las ramas. He visto en tu perfil que,
además de chatear te gusta escribir y compartirlo por la Red, pero por más que
lo he estado buscando por aquí no he visto ningún foro creado por ti.
De: peón de albañil. Para: La Canadiense Encantada.:
Hola, si te refieres a cómo estoy
de salud y de ánimos, te diré que bien, ¡a Dios gracias!, en cuanto a lo de
escribir, sí, así es; y en cuanto a lo de escribir y compartir, lo hago a través
de un blog
De: La Canadiense Encantada. Para:
Peón de albañil.
Me encantaría poder leerte!!!
Podrías facilitarme algún enlace??? A mí me encanta leer.
De: Peón de albañil. Para: La
Canadiense Encantada.
Sí, claro, ¡faltaría más!, espero
que lo disfrutes, si no tanto como yo al escribirlo, al menos si un diez por
ciento. http:// www. Escritos y Reflexiones. blogspot. com . Ahora he de
dejarte, tengo que cerrar para cenar. Adiós.
De: La Canadiense Encantada. Para:
Peón de albañil.
Muchas gracias amigo, me pasaré por
allí para saber de que se trata; aunque viniendo de ti, estoy segura que será
cosa buena. Adiós. Muaksss.
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