Escrito el 28 de febrero de 2016
Desde el mismo día que comenzó el presente año, me vienen a la mente infinidad de preguntas que no soy capaz de dilucidar:
¿Será cierto lo que percibo?, ¿serán imaginaciones mías?, ¿será que ya no me
quieren?, ¿será que nunca me han tenido en el mismo lugar que yo a ellas?... y
es por ello, que: me duele en el alma.
Siento un malestar tan inmenso como intenso. Me
resulta difícil explicarlo sin que mis términos puedan provocarles el mismo sentimiento
y/o sufrimiento, en el hipotético caso de que se dignasen a leer este o
cualquiera de los escritos donde pudieran sentirse identificados; ya que: me
consta que poco o nada les interesa a que dedico mi tiempo libre, es decir,
prácticamente la mitad de mi día a día.
Cuando percibes que una relación no fluye de la
misma forma en que esta ha venido dándose prácticamente desde que tienes uso de
razón en unos casos, más de treinta años en otros y de ahí hasta los veinte que
tiene la persona de menos edad. Al principio no eres consciente o niegas la
posibilidad de dar crédito a lo que percibes por el amor que sientes hacia
ellas; pero con el paso del tiempo, comienzas a hilvanar acontecimientos que en
su día no le distes mayor importancia y, de repente, descubres que todo tiene
su porqué, que hay intereses ocultos, que no te hacen partícipe de sus
adversidades ni sus alegrías, que sus conversaciones se centran en cómo está el
día o en comentar alguna noticia que ha salido en los medios de comunicación,
es decir, eludiendo cualquier acercamiento a su persona o entorno más cercano…
Entiendo y respeto que, independientemente de los
lazos de unión, las personas son libres de elegir qué hacer con sus vidas, que
hay que salvaguardar el derecho de compartir sin que se sientan obligados a
corresponder con los demás por muy allegados que sean; pero tendrán que
asumir que todos gozamos de los mismos
derechos y comprender que no estoy por la labor de continuar una relación que
va en declive, ya que, además de que podría causarme un sufrimiento que no
estoy dispuesto a padecer, he decidido cortar por lo sano, entre otras cosas,
para no convertirme en un ser insustancial e hipócrita: algo que, además de
detestar, al parecer a esas personas les preocupa tan poco como yo.
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