Deciros que, a pesar de que no
haría falta recordar que cada quien es libre de opinar y hacer públicas las
conclusiones a las que llegue tras la lectura de algún escrito o comentario, no
estaría demás que se parasen un poco a pensar si lo que van a escribir les
pueda pasar factura a ellos mismos en lugar de a terceros. Más que nada, lo
digo por lo de que «Más vale parecer imbécil y permanecer callado a hablar y
demostrarlo». Y, dicho esto, reitero una vez más que de mis actos y palabras me
vengo haciendo cargo desde que tengo uso de razón, por formar parte de los
principios que me fueron inculcando prácticamente desde mi nacencia. No soy ni
pretendo ser más ni mejor que nadie, ya que: sería absurdo incluso el hecho de
pensarlo. No me importa ni me afecta lo que de mí puedan decir o escribir
quienes viven por y para la mentira, es decir, los tergiversadores, los
envidiosos,…; en resumidas cuentas: con los sinvergüenzas. Gente con la que ni
tengo ni quiero mantener ningún tipo de trato, allá ellos y la vida que decidan
llevar, ya que serán quienes tengan que rendir cuentas, y si hay algo que me
caracteriza no es el egocentrismo, tal y como algunos se atreven a señalar,
sino la sinceridad con la que me muestro y el ir de frente por la vida.
Entiendo que con lo expuesto
debería ser más que suficiente para cualquiera que se pare a leerlo pueda
comprender que, a pesar de las amenazas y barrabasadas que se han escrito y he
leído en el grupo de Tú no…, como consecuencia del aporte que subí ayer en este
mismo grupo, el mío y en el perfil de quien vilipendian y defiendo, no por el
cargo que desempeña, sino porque me quema la sangre cada vez que alguien trata
de menoscabar el trabajo de quien se gana la vida con honestidad, vocablo que,
por cierto, les queda muy grande a los que se sintieron aludidos y ofendidos en
el susodicho aporte. Y, dicho esto, les hago saber que no me preocupa lo más
mínimo la cantidad de denuncias que puedan presentar en mi contra, ya que,
¡afortunadamente para mí!, además de no le deber flores ni velas a ningún
santo, cuento a mi favor con saber quién y cómo soy, algo que me permite vivir
mentalmente relajado y pasear por la ciudad sin temer que me reprenda o detenga
ningún funcionario que pertenezca a las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del
Estado. Y, dicho esto, solo me queda agradecer al que dice ser crítico de cine,
columnista, escritor y ensayista; ya que, además de no tener que adjetivarle
por el hecho de que él mismo lo hace a la perfección, al crear el post que dio lugar a tan divertido y productivo
debate: las visitas al Blog se incrementaron considerablemente. Espero y deseo
que no se atribuya algo que no le corresponde ni por asomo y que, dicho sea de
paso: no se tome a mal lo escrito en este, ¡si es que su temperamento se lo
permite!
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